Relation Charles D. Pont

desde mi punto
Perfecta. Era la palabra con la que podría ser descrita. ¿Cómo describes la perfección? No se puede describir, así soy yo, soy indescriptible y esa palabra puede decirlo todo.
Me miré en el espejo de cuerpo completo una vez más. Mis bucles sujetos con una fina seda color verde serpiente, mis ojos oscuros en ese momento, al igual que mi alma, mi sonrisa perfecta y enigmática y mi hermoso rostro de muñeca de porcelana le sumaban puntos a mi perfección.
La mente psicópata y peligrosa, mi risa contagiosa y engañosa, la tenacidad como ninguna, la simpatía y el odio que podía yo dejar en una persona. Más puntos a mi favor.

Mi vestido lo compró mi padre hace una semana en un lugar que sólo los magos con privilegios podríamos visitar. ¡Imagina a Lily Potter con este hermoso pedazo de seda! Oh vamos, ni Sophia podría ver eso. Me volteé para ver bien de otra perspectiva el vestido. Es hermoso, lo sé; tiene un enorme moño del mismo color opaco y verde, mi espalda está descubierta, mi estatura es más elevada con ayuda de mis tacones con pequeños diamantes especiales incrustados. Mi rostro también es llamativo, traté de ponerme un poco más de rubor en las mejillas para tratar de disimular mi palidez intensa y el carmín de mis labios le dan perfecto contraste a mis ojos oscuros. Lo bueno es que Mayleth sabe qué hacer en estas situaciones.

De repente en medio de mi concentración por arreglarme, se escuchan unos pasos ligeros y elegantes que están llegando al hall de mi casa. Una risa forzada de mi madre y la voz exagerada de mi padre me dan indicación que mis predicciones eran correctas. Los invitados han llegado.

Me inclino sobre el balcón y puedo ver a un chico en la puerta, con una estúpida sonrisa en el rostro, al igual que su pequeño hermano. Vaya par de ilusos. Creen tener oportunidad conmigo, con el orgullo de los Zierlyn.
Tomé mi varita y me la acomodé originalmente en mi cabello recogido, pareciendo algo oriental. Sonreí al espejo y en ese momento entró la pequeña Sophie.
-¡Mack! Han...-Comenzó con su aguda voz. La corté antes de que terminara la frase;
-Llegado, lo sé.- Dije frunciendo los labios ante el desagrado de la idea y me erguí con tanto egocentrismo que me sentí más perfecta aún.
¿Vanidad? Sólo era amor hacia mí misma y así era la cosa, no podré jamás amar a alguien que no soy yo.
-Sophia, vete a cambiar- La miré de arriba abajo. Llevaba un vestidito rosa, su cabello rubio caía en cascada por sus hombros menudos y sus zapatillas igual rosas me daban algo de nauseas tan solo de mirarlas.-Te ves horrenda, cariño.
-Pero…Mamá ha dicho que…-Como lo sospeché. Mi madre la había envidado por mí, para llevarme a brazos de los invitados…Qué repugnante.
-No me importa, vete a cambiar y dile a alguien que te ayude.- Me encogí de hombros.- Corre.- La apresuré.
Cerré la puerta tras de ella y me senté de nuevo en los cojines cómodos de mi balcón con vista panorámica hacia el jardín.
Una regla que yo sola inventé es: Un hombre tiene que venir por mí antes que yo por él. Tonto es si piensa que bajaré por las escaleras de mármol a sonreírla como niña tonta y a entregarme a él así como así.
La voz de mi madre se eleva y llega a mis oídos.
-"Mackenzie está en su habitación, bajará en unos momentos."- Jamás me equivocaba en mis predicciones.
Unos pasos apurados se acercan a mi habitación, se escuchan como si estuvieran furiosos pero era obvio que se trataba de mi hermana Mayleth.
-Mack, baja ya. Los invitados han llegado y no te ocultarás aquí siempre.
-Cállate May, no se debe saber que estoy…viva- Dije cualquier incoherencia y me levanté del balcón.
-Mackenzie, para de ser cobarde y ahora mismo baja ya.
¿¡Cobarde! ¿Yo?
Entrecerré los ojos y le regalé una de mis peores muecas de desagrado que se me pudo ocurrir.

-Venga, ya vamos pues.- Dije cortante y me mordí el labio sin mucha emoción por conocer al tonto siguiente que mis papás habían citado esta vez.

….

desde el de alguien más
(sé que estoy manipulando un personaje que no es mio y que existe pero es solo para describirme, no lo hago por nada más)

¿Celosa? ¿Yo? Jamás.
Me había arreglado para ellos, eso tenía que admitirlo, pero no era para impresionarlos. Mi hermana era la que recibiría la atención-como siempre- y yo solo era su respetuosa y sonriente hermana menor que la escoltaría como pequeña pajesilla.
Lo bueno es que ella no vio la expresión que puse al verla tan bonita como siempre había sido ella. Ella siempre con su altanería y con su sonrisa encantadora que hacía que todo el colegio se encogiera ante sus pies, ella con ese mal carácter que siempre me había parecido tan insoportable pero al igual era mi adoración. Sí, por mucho que me doliera admitirlo, Mackenzie era mi idola y también mi hermana.

Bajé tras de ella y pude apreciar como el chico grande y su hermano menor estaban apuestos esa noche. "Ashton" era el hermano mayor, por lo que veía. Era muy apuesto y muy serio. "Alec" era menos guapo que Ashton pero esa media sonrisa podía cautivar a cualquiera.
Mi cuello se puso tenso y mejor me fui con mi madre, quien llevaba un vestido diferente y muy bonito, de color negro que yo misma le había confeccionado.

-Y ella es mi hija pequeña, Mayleth- Me presentaron esa noche. Yo parecía enfurruñada, pero traté de no comportarme así. Fui capaz de darme cuenta cómo me veía Ashton de reojo y me dedicaba una extraña sonrisa, una especie de forzada y hermosa sonrisa que me cautivó.

¡Mayleth! ¿Qué rayos piensas? Ellos son para tu hermana…Aléjate…Aléjate…

-Pasen al comedor, no me agrada verlos parados, adelante es su casa- Mi padre dijo, y relajó la tensión del asunto, ya que los padres caminaron hacia la habitación continua y me dejaron respirar…Lo bueno es que también se habían llevado a la princesa de la familia con ellos…

…..

desde mi punto

Ashton Wettin era alto y muy galante. Era un chico de Slytherin que yo ya conocía. Era muy, pero muy callado y casi siempre se salía con la suya cuando metía a Alec en problemas. Alec era muy poca cosa, opacado siempre por Ashton. Era un año por lo menos menor que Ashton pero todavía parecía inmaduro y su nariz llena de pecas no le ayudaba a ser…guapo.
Nos sentamos en el comedor, los padres Wettin me miraron, no, no me miraron, me barrieron y me aspiraron de arriba hacia abajo como tres veces consecutivamente. Podía sentir sus miradas calculadoras en mi perfecto cuerpo y luego en mi pálido rostro. Me erguí más y me sentí orgullosa de llamar más la atención de lo que ya hacía.

Un timbre sonó. La puerta de inmediato se abrió y mi madre fue a recibir a Mel Zierlyn mi tía. Detrás de ella mis primos entraron sin mucho ánimo. Por un momento temí lo peor… ¡Deja ya de predecir por una vez, Mack!

Estaba consciente de que Ashton Wettin no me miró ni una sola vez, solo Alec quien se ponía totalmente rojo cuando mi mirada sin atención se ocupada en él.

Los primos se sentaron en la larga mesa y Mel saludó a mi padre con una estúpida e hipócrita sonrisa en el rostro…Jamás se habían agradado.

No me moví de mi asiento, pero el asunto me empezaba a poner nerviosa.
En cuanto todos se sentaron empezó el banquete. Grandiosos platillos aparecieron frente a nosotros y el repugnante de Louis empezó a engullir como cerdo que era. Xavier- sentado a un lado de Sophia-miró con la misma repulsión a su hermano y con vergüenza en su mirada tomó su servilleta y luego los cubiertos para poder comer. Lo mismo hicieron todos, hasta Alec- Quien me había dado la impresión de otro Louis - y el temible banquete empezó.

Nadie dijo nada por un momento, todos estaban entretenidos saboreando su comida…Yo no probé ni el vino.

-Bien Mel, me había enterado que tenéis dos hijos maravillosos- La madre Wettin habló por primera vez. Ni le conocía la voz. Vi como observaba con un tic en el rostro a Louis tragando como cancerbero…Pobre cancerbero…era más limpio que mi primo.

-Sí, así es- mi tía sonrió, las miradas fueron todas hacia ella- Mi Xavier es todo un personaje, es un perfecto Zierlyn, debo presumir.- Miró ella misma a Louis y luego volteó de inmediato hacia Xavier, quien no parecía prestarle atención a nada más que a Sophia, quien le platicaba sobre algo que nadie pudo escuchar.

-Y veo que los Wettin no se quedan atrás.- Mi madre interrumpió ante lo incómodo de la situación y miró a Mel, como si lo recriminara por su hijo- Me alegra que hayan aceptado todo esto, es todo un verdadero honor para nosotros a merecer este compromiso perfecto.

Al mencionar la última palabra mis ojos se pusieron automáticamente en mi madre- a la que había estado ignorando- y pensé que de un momento a otro me levantaría como furia de mi asiento y me iría corriendo de ahí. Más no lo hice. Entendí las palabras de mi madre…Pero no quise tomarlas.

-El honor es nuestro. La familia Zierlyn ha sido venerada por milenios.- Dijo el señor Wettin. Alec y Ashton se miraron uno a otro y Alec parecía que le dirigía una mirada significativa a su hermano.

-Disculpen…-Hablé, no me podía quedar callada más- ¿Pero, de qué compromiso están hablando?- Dije con una ceja levantada. Andrómeda, Xavier, Sophia y hasta el descerebrado de Louis me miraron con extrañeza, como si mi pregunta fuera una verdadera tontería.

La señora Wettin se quedó con la copa en el aire y me miró con los ojos muy abiertos.

-¿Qué…ella no lo sabe?- Preguntó a mis padres.

Mi madre se sonrojó como nunca lo hacía y Mel rompió la incomodidad.

-Mack, princesa, ya te había dicho que tu prometido es Ashton Wettin. – Dijo mi tía como si en verdad yo hubiera sabido. ¿Cuándo en esta vida me habían mencionado eso? Maldita sea…

-Oh, claro-sonreí ampliamente, me sentí ridícula.- ¿Cómo lo pude olvidar? Perdonen, todo esto es nuevo para mí, y al conocer a su hijo me ha dejado un poco atontada, jamás me imaginé que mi futuro esposo fuera tan…perfecto- y de nuevo esa palabra…Esta vez era verdadera ironía. Esperé con todas mis ganas que lo pudieran interpretar.

Claro, sin preguntarme primero podían comprometerme con el tipo más callado del universo, no había problema. Al fin y yo soy la más bonita, inteligente, perfecta y codiciada de las Zierlyn… Con ese Wettin…Claro, no estaba feo ni nada por el estilo pero…Deja de pensar en tonterías Mackenzie…

¿A quién le tiraría la copa de vino? Mi primera opción fue mi padre, luego mi madre, pero se vería cobarde de mi parte. Mi segunda opción fue a Mel y a Louis (para que dejara de ser una vergüenza), pero eso no tendría mucho sentido.
Mejor me dejé llevar por la tercera y mejor opción.

Tomé mi copa de vino tinto (el mejor del mundo mágico). Me levanté de mi silla como si fuera a hacer un brindis. Todos me voltearon a ver, tal y como esperé y con mi más encantadora sonrisa, vacié mi copa en Ashton Wettin.

-Buenas noches.- Dije con la misma sonrisa encantadora y me fui del lugar, satisfecha de mi acción, me encerré en mi cuarto, por fin, de vuelta a la perfección.