¿Nueva rutina? (Zierlyn)

Apenas unos pequeños rayos de Sol lograban filtrarse por aquel tan reluciente cristal. Las ramas de los arboles provocaban cierto ruido que dejaba en evidencia que afuera hacia frío. El elfo domestico que me pertenecía se había encargado de abrirme las cortinas para que la luz de directo en mis ojos. Obviamente aquello no fue suficiente como para que aun pretenda levantarme. En la noche había tenido otra reunión y como en todas ellas había terminado la noche con alguna chica del evento. Desde que había terminado los estudios así era mi nueva rutina y no podía quejarme, ya que me gustaba y siempre sacaba un provecho nuevo.
Pude oír como las puertas de mi habitación se abrían de par en par golpeando contra la pared. Solo me limite a voltearme para ver quien había entrado de esa manera tan.. llamativa. Pero antes de abrir siquiera un ojo alguien ya se había encargado de despojarme de mis cobijas.
-¡Hyperion, ya te levantas!- Me senté en mi cama sin atreverme a responderle a mi madre y con una mirada molesta observe como se encargaba de buscar mi ropa en uno de mis armarios. -Se te hará tarde para tu cita- Agrego mientras seguía buscando y yo en mi mente comencé a buscar una explicación a su comentario. No recordaba tener planeado algo.
-¿Una cita?- Musite mientras refregaba mi rostro. No había sonado muy claro, pero al parecer ella me había entendido. Se giro, bufo molesta y volvió a voltearse.
-¿Ya lo has olvidado, hijo?- Asentí y se acerco para dejarme un traje negro sobre mi cama junto una camisa blanca y corbata azul. -La familia Zierlyn, cariño- Menciono esperanzada, pero aun mi mente hacia una pequeña búsqueda sin ninguna respuesta. Beso mi frente y me explico un poco el tema.

El viaje había sido mas rápido de lo que había pensado y pronto me encontraba frente a la puerta de aquel mugroso bar. Era un lugar bastante inapropiado, pero si te sentabas en el fondo quedabas marginado y podías pasar un rato tranquilo.
Acomode mi abrigo y no tarde en colocarme una bufanda también, ya que sin dudas el viento y la nieve se habían vuelto un arma bastante fatal. Me gustaba el frió, pero hacia unos días atrás había cogido una gripe bastante molesta y los medicamentos que me había obligado a tomar mi madre no habían sido para nada agradables.
Consulte la hora e hice una pequeña mueca. Aun faltaban unos minutos para que la hija del matrimonio Zierlyn llegara y puesto que debía seguir unas instrucciones de los directores aun le llevaría, tal vez, mas tiempo. Guarde mis manos en los bolsillos y mire para ambos lados. No tenia ni la menor idea de como era la joven, pero solo esperaba que no sea ninguna chiquilla caprichosa.. Todo esto de ser un "tutor" era algo muy nuevo para mi, pero habría que ver como se daban las cosas.

En la segunda recamara de las mazmorras de Slytherin un despertador comenzó a sonar con ímpetu, pero sin mucho éxito ya que la persona que se tenía que levantar seguía profundamente dormida, probablemente soñando que estaba en un lugar muy lejano que no tenía nada que ver con donde se encontraba ahora, todo esto hasta que un objeto aguado pero pesado le cayó encima. La morena abrió los ojos con algo de esfuerzo y miro a una de sus compañeras que estaba en la cama delante de ella - ¿Qué te sucede? – preguntó algo molesta.
Su compañera la miro de mala gana – apaga tu despertador del demonio, Mack – le dijo viendo con un odio eterno a su despertador – y pásame mi almohada – dicho esto su compañera se echó en su cama otra vez.

Mack apagó el despertador que no paraba de sonar y miro la hora que marcaba; las 5:30, la morena se tiró en su cama pensando que en ningún lugar del mundo era sano despertar tan temprano. Después de estar cinco minutos viendo el techo de la habitación se levantó y comenzó a arreglarse para salir del castillo a su primera “cita de estudio” que sus padres habían preparado para ella después de haber visto sus calificaciones, que en sí no eran tan malas pero había reprobado una de sus materias solo porque el maldito del profesor no le había dejado entregar uno de los trabajos después de tiempo, ahora por culpa del educador iba a tener que salir del castillo al frio infernal que estaba haciendo afuera a un bar de mal mundo con un tutor que probablemente iba a tener unos ochenta años más que ella.

Después de bañarse comenzó a vestirse y se puso unas botas altas un vestido con medias y un suéter, recogió su cabello en una coleta y se fue a Hogsmeade sin muchos ánimos y algo desesperada que con todos los profesores con os que se topara le preguntaban a donde iba y a todos y cada uno de ellos les tenía que dar toda una explicación y al final mostrarles una copia de la carta que sus padres le habían mandado a la directora para que la dejaran seguir con su camino.

Después de un buen rato de caminar llegó a Hogsmeade, el sol ya había salido por completo y el pueblito estaba repleto de gente que se veía feliz, en cambio Mack iba maldiciendo al profesor con cada pasó que daba y en cuanto puso un pie dentro del bar quiso irse, pero eso no iba a ser posible ya que si se iba sus padres iban a matarla. Pasó su mirada por el bar buscando a alguien canoso y con libros sobre una de las mesas del lugar, pero no había nadie que cumpliera con esas características, de hecho no había nadie solo, únicamente un joven como 2 años mayor que ella sentado en una de las esquinas del pub buscando a alguien-, por un momento pensó que él podría ser su tutor pero su padre jamás le habrían mandado un chico tan joven a que le enseñara cosas del cole, era bastante celoso.

Con vista del éxito obtenido sonrió para si y se dio la media vuelta para salir del pub, al parecer sus tutor no se había dignado en aparecer y por ende no tendría su clase, encima de esto sus padres no la podrían regañar ya que no había sido culpa suya el que su profesor no llegara.

Volví a consultar la hora mas impaciente que antes y las agujas apenas se habían movido. Estaba acostumbrado a mantener mi tiempo ocupado y no hacer nada no era algo que se me daba muy bien. De pequeño me habían hecho varios estudios para explicar mi hiperactividad, pero ningún resultado fue suficiente como para dar una justificación bien argumentada.

Con mi varita limpie la nieve que se había adherido a mis zapatos e ingrese a aquel bar. Las miradas no tardaron en posarse sobre mi persona, pero restando importancia fui hasta mi mesa. No iba a encargar nada hasta que llegue la niña, solo esperaba que no me haga esperar mucho mas de lo que ya había esperado. Colgué mi abrigo en el respaldo de mi silla y tome asiento, clavando mi mirada en la puerta de ingreso. Las personas que acostumbraban a deambular aquel sitio eran magos adultos que poseían características similares por lo que seria facil reconocer a quien esperaba porque no responderia con el rasgo habitual.

La puerta se abrió y una muchacha morocha ingreso. La observe notando así que buscaba a alguien también. Aquel gesto que poseía su rostro me dejaba saber que no estaba allí por su propia voluntad por lo que cuando se volvió a la puerta, dispuesta a abandonar el lugar, me puse de pie.
-¿¡Zierlyn!?- Alce mi voz lo suficientemente alto como para que ella pudiera oírme fácilmente. Levante mi mano para que me notara y cuando capte su atención le hice un gesto para que se acerque a mi.
Sabia que era ella, ya que se parecía bastante a su madre y ni hablar con el parecido que llevaba con sus hermanas. Había compartido muchos eventos con el matrimonio Zierlyn y en varias ocasiones me habían presentado a sus hijas menores, pero no habían tenido oportunidad de hacerlo con la mayor, pero era evidente que le tenían cierta adoración especial puesto que me hablaban demasiado de ella.

La felicidad de no tener que estar una hora o más enfrente de un viejito amargado que probablemente la estaría regañando cada 3 minutos, era algo grandísimo, ya podía empezar a imaginarse todas las cosas que iba a hacer en ese tiempo, y por supuesto que ninguna de sus actividades incluía acercarse a un libro. Todavía no daba tres pasos cuando todos estos pensamientos invadieron su mente, pero para su mala suerte alcanzó a escuchar vagamente la voz de un hombre de adentro del pub que gritaba su apellido; por un momento pensó en seguir caminando al castillo como si no lo hubiese escuchado, pero si el profesor la había visto y le decía a sus padres que se había marchado la iban a castigar, por lo tanto dio media vuelta otra vez enfuruñada y triste al ver como todos sus planes se desvanecían por culpa de una materia reprobada.

Entró al pub nuevamente y busco con la mirada a aquel que había llamado su nombre, pensando encontrarse con el viejo que se había imaginado antes, pero lo único que vio fue al joven rubio con la mano levantada, como intentando llamar su atención y haciendo un gesto para que se acercara a donde él “¿qué querrá éste?” se preguntaba Mack, probablemente era un chico que la había encontrado atractiva y ya, ella ya estaba acostumbrada a esto y sabía cómo evitar quedarse con alguien que ella no quería.

Se acercó al chico rubio y le sonrió – no entiendo cómo es que sabes mi apellido, pero quería avisarte que tengo novio, lo lamento – lo que decía no era ni la mitad de cierto, a ella le chocaban las relaciones largas, no ni siquiera las cortas, pero era algo que decía para que la dejaran en paz y ya. Se dio la media vuelta pero antes de dar el primer paso miro al chico y lo inspeccionó por un momento, era alguien lindo, tenía que admitir y la verdad es que no tenía nada mucho mejor que hace así que habló de nuevo – pero estas de suerte, ya que no tengo nada que hacer voy a dejar que me invites algo – sonrió angelicalmente mientras se sentaba en la mesa – veo que sabes mi apellido por alguna extraña razón, pero en fin mi nombre es Mackenzie – extendió la mano para saludarle como es debido - ¿y tu eres…? – preguntó aún con la sonrisa en la cara esperando que no saliera con que era un bueno-para-nada-hijo-de-muggles porque entonces si se levantaba y salía del bar más rápido que nada.

Aquella niña parecía no saber que yo era su tutor y hubiera sido un perfecto idiota si no sacaba provecho del asunto o al menos hasta encontrar el momento indicado para confiarle la verdad. Así que sin mas volví a tomar asiento con mi mirada sobre ella para no omitir ningún gesto de ella. 

Sonreí de aquella forma tan característica y di un medio giro sobre mi lugar para hacerle una seña al cantinero, lo cual lo tomaría como "lo de siempre". 
Me cruce de brazos y hice notar mi mirada centrada en ella solo para intimidarla. 
-Mackenzie suena mejor- Le guiñe el ojo. Hubiera muerto ahogado de estar bebiendo algo al oír tal pregunta. Era imposible que no sepa quien era yo.. Una cosa que no sepa que era su tutor, pero otra muy distinta que no sepa que era Scorpius Malfoy. 

-¿Un simple conocido?- Inquirí alzando mis cejas y sonriendo de lado. Jugaría con ella un ratos antes de brindarle mi identidad. Las cosas podrían verse mal y en ese caso yo saldría sin problemas y no tendría que preocuparme después si se le daba por buscarme en el castillo.
Recordaba la ultima chica que me había estado buscando.. Merrian se había encargado de espantarla al modo "Lestrange". Aveces sospechaba de que la Slytherin realmente tenia algo que ver con nuestro compromiso, pero estando juntos me demostraba que me detestaba tanto como yo a ella. 

El mozo se acerco con los dos tragos "whisky de fuego". Era un trago que solía acompañarme las mayoría de las noches. Últimamente también parte del día, pero en fin, se había transformado mi bebida predilecta e infaltante. 
-Salud- Mencione guiñándole un ojo para acto seguido acabar con el contenido liquido. 
Aquello apenas se sentía bajar por mi garganta.. creería que mi cuerpo ya comenzaba a tolerarlo como si fuera simplemente agua.